Declaración
Pero de nada sirvieron, ya ves,
amor mío, estos años tan largos
de propósitos serios y tercas promesas,
si vienes tú ahora y te metes en casa
y ocupas el tiempo como
si hubieras estado aquí desde siempre.
Bien sé que por ello
tendré que pagar a los hombres
el tributo que sólo a los dioses se paga.
Berta Piñán
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