Tatuaje (Violeta C. Rangel #2)
Lo miras divertida y te invitas a una copa.
Si su historia fuese buena,
si tratase de sucios tiparracos,
de drogas o de hoteles rojos como un cuerno,
de una muerte no explicada
o de una vida inexplicable
la cosa, cielo, cambiaría.
Pero no. El muy petardo raja y raja de Acapulco,
entona al Aznavour con voz de franciscano.
Yo soy géminis, te suelta, y tú,
espera nena, espera, tú eres tauro.
Así es como el gachó
se agencia un quiqui allá en su tribu.
A esto del amor, le digo por ponerme interesante,
le va el carmín resquebrajado,
los parques últimos, el cigarro a solas,
las lunas abolladas,
los coches estrellados.
Me levanto a por gauloises.
Lo dejo con los ojos
hundidos en la copa
aún más turbia que sus ojos.
Ya en la calle,
me cuelgo de un polaco
y tarareo esa canción de la Piquer:
Y él vinooo en un baaarco...
Violeta C. Rangel
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