Suenan timbres
Golpean, llaman.
Suenan timbres en la casa.
Alguien busca algo a horas imprevistas.
Serán de la oficina postal
o los mormones
ofreciendo Biblias en promoción.
Algún extranjero despistado
o el mendigo que viene a diario por su ración de pan.
Será la vecina gorda que quiere hablar sobre la carestía
o su esposo el prestamista a cobrar los intereses en mora.
Quizá el plomero
o la gitana a pronosticar malos días,
extrañas pestes y fuertes infecciones.
Quién golpeará a esta hora inoportuna?
No es el amor,
no es el hijo, ni mi padre.
Seguro será la muerte y el ropavejero
que vienen por mi cuerpo con su derrota
o el casero a desalojar,
que es lo mismo.
Federico Díaz-Granados
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